«¿Qué busca el alma?: Ficciones que curen.» Con claridad de luna llena se expresa James Hillman, al que pomposamente denominan representante máximo de la escuela arquetipal, una de las familias más vivas de la psicología junguiana.
La ficción, como la observación de la bóveda celeste, los dibujos de las mantas de los pieles rojas, el viaje con las plantas de poder, la sonrisa de la amada o la contemplación de un atardecer bajo el árbol centenario, tienen efectos curativos sobre el alma que se escapan a la mentalidad ilustrada o moderna, pues » Así como las verdades son las ficciones de lo racional, las ficciones son las verdades de lo imaginal.»
El alma – explica Hillman- se cura contándose una ficción mejor, un «como si» que disuelve el sistema de creencias que mantiene al alma atrapada en sus miserias.
Lejos de los estrechos márgenes racionalistas, la psicología arquetipal trabaja con imágenes (a menudo míticas) que generen significado o alma (soul making). Arquetipal es sinónimo imaginal, en el sentido que daba a este palabro Henry Corbin, que distingue entre imaginario e imaginal, reconociendo el valor constitutivo de la imaginación: órgano de conocimiento capaz de crear ser; condición que abre a un modo de percepción más allá de las categorías impuestas por la racionalidad subjetiva.
El concepto del alma como motor arquetípico-imaginal se opone a la psicología ilustrada y científica, que maneja parámetros que desconocen la naturaleza del alma humana. Hillman es consecuentemente un deconstructor de terapia moderna, inagotable ortopedia de infelices para infelices.
«Busco el mito que pueda transportar la psicología y que permita a la psicología transportar el alma. Y la pregunta que formularé ahora….es si el alma que hoy vuelve a agitarse puede recibir la ayuda de la psicología tradicional, si lo que hoy llamamos psicología satisface las necesidades de la psique»
La obra de Hillman trabaja sobre «la base poética del alma» a través de la imaginación. Alma como la fantasía en transformación. Ojo del corazón humano que rompe los límites de la razón.
RESTAURAR EL ANIMA MUNDI.
Hillman propone la restauración del Anima Mundi (alma del mundo) como suprema fuente de liberación y de curación mental.
» No tenemos que imaginar el “anima mundi” por encima del mundo rodeándolo como una divina y remota emanación del espíritu, un mundo de poderes, arquetipos y principios trascendentes a las cosas, ni dentro del mundo material como un principio vital panpsíquico unificador. Más bien imaginemos el anima mundi como esa particular chispa del alma, esa imagen seminal, que se ofrece a través de cada cosa en su forma visible.»
Como explica la filósofa María Jesús Hermoso: «En la Ilustración y el cientifismo moderno culmina una línea de pensamiento que ha provocado la represión del alma y su lenguaje, tanto en el hombre como en el cosmos. El yo y sus esquemas categoriales han sido asociados a la totalidad de la experiencia del alma, cerrando al hombre la posibilidad de su apertura al anima mundi».
“El anima mundi no existe en la tradición de la que la psicoterapia cree proceder: la Ilustración del s. XVIII y el cientifismo del XIX, junto con su prole, los primos de la terapia: positivismo, materialismo, secularismo, nominalismo, reduccionismo, personalismo, conductismo. La reelaboración del concepto de realidad psíquica implica, por tanto la reelaboración de nuestro pasado cultural, la tradición que sigue alimentando tanto las teorías que formulamos como nuestra idea de realidad. Insisto en que, ante las fantasías de la catástrofe, la tradición a la que debemos recurrir se encuentra en el (…) en el corazón imaginativo de la ciudad renancentista, en sus calles, en su idioma, en sus cosas, en la ciudad del corazón del mundo” .
En Hillman, aparte de la influencia radical de Jung, se hace palpable la influencia de autores «mágicos» como Paracelso, Ficino o Bruno, de Plotino, y evidentemente del Platón chamánico (gran narrador de borracheras).
Para Hillman, la religión griega (conciencia politeísta) es una herramienta que permite una lectura múltiple de la psique (lo que hace posible el reconocimiento de los otros que llevamos dentro y de los que están fuera):
«Siento que estas cosas ocurren, y son lo que la psique quiere o me envía. Lo que los Dioses me envían. Qué hermoso es el pasaje de Marco Aurelio: «Lo que hago lo hago con la comunidad en la mente. Lo que me ocurre, lo que me acaece, viene de los Dioses». Y «acaecer» es una palabra muy importante, porque es donde proviene la palabra «caso»: «cadere», caer. Y en alemán la palabra para un caso es «fall». De modo que lo que te cae encima es lo que te ocurre, es también el origen de la palabra griega «pathos» -lo que te hiere, lo que te acaece, lo que te cae de arriba, cómo caes, el modo en caen los dados.»
ANTIPSIQUIATRÍA, MAGIA Y TERAPIA.
Como si la mente fuera un ángel (sueñan los ismailíes)/ como si todo consistiera en hacer alma (susurra John Keats).
En realidad, las ideas de Hillman suponen la coherente especialización terapéutica desde y para una visión del mundo de naturaleza sutil y mágica.
Un mundo arraigado en la proyección de pasados vivos (cometas psíquicos, circos y arquetipos) que constituyen la realidad.
Hillman profundiza y re-imagina las tesis de Carl Gustav Jung, para quien
» el si-mismo no es sólo el centro de la vida psíquica sino que también simboliza el centro de toda la vida que existe fuera de nuestra psique, y así podemos abrirnos a la realidad interdependiente de la totalidad, y ya no unicamente de aquello que es humano, sino del conjunto de la vida, en lo animado y en lo inanimado» Porque para Jung estos estados de totalidad alimentan la salud del hombre y el reconocimiento de la plenitud del cosmos.
La función que otorga Jung a los arquetipos viene amplificada en Hillman por el imaginal. Para Hillman, la psicología es cosmología y ontología.
Las principales fuentes de luz las encuentra Hillman en el mundo grecolatino y el Renacimiento.
» Mediante las personificaciones mi sentido de persona deviene más vivo, pues llevo conmigo en todo momento la protección de mis daimones: las imágenes de los muertos que me importaban, de las figuras ancestrales mi bagaje, personajes históricos o culturales de renombre y gente de fábulas que proveen imágenes ejemplares – un caudal de guardianes. Guardan mi destino, lo guían, probablemente lo son. “Acaso -quién sabe-” escribe Jung, “estas imágenes eternas son lo que los hombres llaman destino”. Necesitamos esta ayuda, pues ¿quién puede llevar su destino solo?»
La terapia de Hillman constituye uno de los jardines más floridos de la escuela junguiana y en consecuencia hace uso de los símbolos, mitos y ritos que forman parte de nuestra imaginación como fuentes de integración de la personalidad. (De la misma manera que el si-mismo junguiano es unión de opuestos).
«La terapia junguiana, al menos tal como la practico, genera una consciencia de que la fantasía es la fuerza dominante en una vida. Uno aprende en terapia que la fantasía es una actividad creativa que continuamente está narrando una persona ahora en esta historia, ahora en esa otra. Cuando examinamos estas fantasías descubrimos que reflejan los grandes temas impersonales de la humanidad tal como los representa la tragedia, la épica, el folklore, las leyendas y el mito. La fantasía, desde nuestra perspectiva, es el intento de la psique misma de re-mitologizar la consciencia; intentamos desarrollar esta actividad estimulando la familiaridad con el mito y el cuento. El hacer alma (soul making) va de la mano con desliteralizar la consciencia y restablecer su conexión con los esquemas de pensamiento mítico y metafórico»
La autopercepción del alma hace posible su liberación de las enfermedades del pequeño yo, que en última instancia se reducen a problemas de percepción de la realidad, pues todo es, en un último sentido, percepción. (Ojo que mira a través de nuestro ojo). Por tanto, la enfermedad psicológica parte de no saber mirar al mundo. La enfermedad del alma miope: tacaña y egoica, incapaz de plenitud. Cuando estamos insatisfechos o sufrimos es porque el alma llama a nuestro corazón para que la dejemos vivir y respirar.
Sin embargo, el alma consciente y liberada baila sobre el mundo en el cual se recrea, gozando de la secreta eternidad que se oculta detrás de cada momento. Al fin y al cabo: » Cada persona llega al mundo llamada.» Y cada persona son muchos dioses dignos del más alto respeto puesto que cualquier ser humano está hecho de humanidad, eternidad y divinidad.
Lejos de considerar a los llamados trastornos de la personalidad como patologías, Hillman se muestra implacable con la imbecilidad psiquiátrica y parapolicial que nos rodea:
«¿Adónde se vuelve el alma que no tiene un terapeuta que consultar? Lleva su problema a los árboles, a las bancos de los ríos, al compañero animal, o a un paseo sin meta por las calles de la ciudad, a una contemplación del cielo nocturno. Tan sólo mira por la ventana o hierve agua para una taza de té. Respiramos, expandimos y dejamos ir, y algo regresa desde cualquier sitio. El daimon en el corazón parece muy a gusto, prefiriendo la melancolía a la desesperación. Está en contacto.»
SERVID A LOS DIOSES (ENTRE LOS QUE TENGO MIS FAVORITOS).
Para Hillman, «Invocados o no, los Dioses estarán presentes»
Los dioses son intermediarios de todos los otros que habitan en nosotros, pues manifiestan partes de nuestra personalidad poliédrica, que no esquizofrénica, ya que Hillman busca también a la integración de personalidad -si mismo junguiano.
Esquizo es precisamente el que no integra sus distintos.
¿Cuáles son los mitos y dioses apropiados para la terapia?
Hillman es politeista y coherentemente (en el buen sentido de la palabra) multicultural. Puede tener algunas preferencias culturales -en este caso occidentales para los occidentales- pero no descarta la validez de ninguna vía, como los orientalismos, japoneserías, neoindigenismos o la propia ciencia ficción, aunque nos sean, según explica, algo ajenas.
Hillman asume sus propias tradiciones culturales (con sus dragones y monstruos) por encima de cualquier corrección política:
«Esto nos lleva al tema del contenido. ¿Que historias necesitan contarse? Aquí soy clásico, prefiriendo las antiguas, las tradicionales, las de nuestra propia cultura: mitos griegos, romanos, celtas y nórdicos; la Biblia, leyendas y cuentos populares. Y estos con el mínimo marketing moderno (actualización, edición, maquillaje, etc.), es decir, con la mínima interferencia del racionalismo contemporáneo que está sometido al mismo estrechamiento de consciencia que las mismas historias podrían expandir. Aunque no seamos de linaje celta o nórdico o griego, estas narraciones son los fundamentos de nuestra cultura occidental y operan en nuestra psique nos guste o no. Podemos considerarlas distorsionadas en su tendencia pro-aria o pro-machista o pro-belicista, pero a menos que comprendamos que estos cuentos describen los motivos básicos de la psique occidental, permaneceremos inconscientes de los motivos básicos de nuestras dinámicas psicológicas. Nuestro ego psicológicamente aún resuena con el motivo y la motivación del héroe lo mismo que gran parte de la psicología de lo que hoy llamamos “lo femenino” refleja las estructuras de las diosas y ninfas de los mitos griegos. Estos cuentos básicos canalizan la fantasía. Los platónicos hace tiempo, y Jung más recientemente, destacaron el valor terapéutico de los grandes mitos en cuanto dan orden a los aspectos caóticos y fragmentados de la fantasía. El cuerpo principal de los cuentos bíblicos y clásicos dirigen a la fantasía hacia estructuras psicológicas organizadas, profundamente dadoras de vida; estas historias presentan los modos arquetipales de experimentar.
A pesar de que Hillman haga referencias a la utilización de mitos cristianos, se muestra cauteloso con esta religión: «En mi intimidad, temo al inconsciente cristiano porque, a diferencia del budismo o incluso el judaísmo, el cristianismo vive mitos deliberadamente, insistiendo en que no son mitos, y esto tiene terribles consecuencias paranoicas.»
Al comparar helenismo y hebraísmo afirma: «Nuestra cultura presenta dos vías alternativas para la regresión. Estas vías han sido denominadas «helenismo» y «hebraismo» y representan las alternativas psicológicas de la multiplicidad y la unidad.
El hebraísmo- ha escrito en otra parte- viene a confirmar el monoteísmo de la conciencia del ego.
Hillman no reniega de la herencia judeocristiana, puesto que considera sus mitos útiles para sociedades y mundos en peligro o con necesidad de afirmación para la supervivencia. Por otra parte, considera que la biblia está radicalmente integrada en el imaginal en occidente. (En este sentido parece consecuente la identificación del monoteísmo= monoteísmo de mercado que padecemos).
Hillman, no obstante, tiene a sus favoritos en el Olimpo.
El paganismo de Hillman no es un «paganismo de opereta», entre otras cosas porque Hillman sabe que la vía nieztscheana es insuficiente para comprender Grecia. Hillman no niega el principio de «unus mundum» o de unidad de la creación, como tampoco lo hacían los griegos. Los dioses son intermediarios: son los otros a los que hay que respetar, cosa que cuesta comprender a los monoteístas militantes. (En última instancia el teatrillo mundial nos ofrece elegir entre el monoteísmo del radicalismo islámico o el monoteísmo del mercado: monoteísmos ambos)
Tampoco es partidario Hillman de un paganismo sociopolítico como el que pregona una parte de la revolución neoconservadora, que ha recogido el testigo del odio de tertulia que opone Atenas a Jerusalem.
EL MUNDO ESTÁ ENFERMO
Está claro que el control de nuestras sociedades se fundamenta en el control mental. El camino hacia la nada que lleva Occidente y padecen el resto de civilizaciones no es ajeno a un imaginario sadotecnófilo y neurótico que germina en la penúltima batalla de magos blancos y negros que tuvo lugar en el Renacimiento.
¿El mal se extendió desde las mentes al mundo y así, la enfermedad de las personas constituye la enfermedad del mundo que a su vez retroalimenta la enfermedad de las personas?
Aunque Hillman permanece en su ámbito, de vez en cuando deja ver lo que piensa de la sociedad que le rodea. Sus juicios sobre el estado mental de la sociedad que padecemos no dejan lugar a dudas. Tengamos en cuenta que en su método intenta ser llave para la sanación:
«Debiera temerse a cualquiera que crezca en un mundo que adora el éxito, pues esta es la era de la psicopatía.»
Sin duda, las víctimas propiciatorias del carnaval tecnocrático y sistema de control mental que padecemos han sido las culturas precedentes y la naturaleza, incluyendo en ella al ser humano. La destrucción del medio tiene para Hillman consecuencias en términos de salud mental:
«La depresión que todos intentamos evitar bien podría ser una reacción crónica prolongada a lo que le hemos estado haciendo al mundo, un duelo y un sufrir por lo que le hacemos a la naturaleza y a las ciudades y a pueblos enteros -la destrucción de gran parte de nuestro mundo. Puede que en parte estemos deprimidos porque esta es la reacción del alma al dolor y al sufrimiento que no estamos viviendo conscientemente. El dolor por el ya destruido vecindario donde crecí, la perdida de tierra para agricultura que conocí cuando niño-»
En términos parecidos se expresa el ensayista José Carlos Aguire, para quien «Jung no sólo vinculaba la represión de lo espiritual y su salida del campo de conciencia con todo tipo de neurosis, sino incluso con la inquietud característica de los hombres contemporáneos y, en general, con ese malestar que dijera Freud, en el que vive instalada la cultura moderna»
Los síntomas de enfermedad o malestar que vive nuestro mundo saltan a la vista: crisis de natalidad, locura galopante, consumo compulsivo, destrucción de la naturaleza, racismo, violencia, machismo y homofobia… Estas lacras son en última instancia achacables a la neurosis generalizada, cuya máxima expresión sería la violencia nihilista, suicida y radicalmente monoteísta del terrorismo.
» Un terrorista es el producto de nuestra educación que dice que la fantasía no es real, que dice que la estética es sólo para los artistas, que dice que el alma es sólo para los sacerdotes, la imaginación es trivial o peligrosa y sólo para locos, y que la realidad a la que debemos adaptarnos es el mundo externo, un mundo que está muerto. Un terrorista es el resultado de todo este largo proceso de descartar la psique.»
El Señor ha susurrado algo
al oído de las rosas,
por eso se abren
cada día a la caricia luminosa.
Ha murmurado algo a la piedra
y por eso ha surgido
la gema preciosa que centellea
en el fondo de la mina.
También dice algo al oído del sol
cuyas mejillas deslumbran
con relucientes destellos.
¿Qué será lo que el Señor
ha susurrado al oído del hombre
para que éste sea capaz
de amar… incluso a Dios?
Jalaludim Rumi
Los sufis dicen que el sufismo es un viaje, un camino que conduce al Corazón. Para el sufismo el Universo es la emanación del corazón de Dios creador de todo imaginario (Teofanía). Lo divino se redescubre a sí mismo en el espejo de la conciencia de los gnósticos, abierta a la magia de percibir la única realidad mediante la práctica del amor.
El sufismo es una de las grandes manifestaciones espirituales humanas, además de un conjunto de saberes y prácticas místicas muy poderosas. Probablemente, el sufismo sea la escuela de conocimiento más cercana al viejo saber mediterráneo: los árabes sumaron a la Tradición judoecristiana la magia y la filosofía neoplatónica de los griegos, recibiendo además el influjo espiritual de la India. El conocimiento del sufismo es esencialmente intuitivo y está relacionado con las experiencias extáticas y su relato posterior, insertas en la revelación del Corán y el profeta Mahoma, al que condideran el sello de la profecía. Podríamos decir que el sufismo es el corazón del Islam.
El maestro Nazim Al-haqqani, sheik de la Orden Naqshbandi.
Dicen que el sufi ve su propia existencia como las partículas de polvo que un rayo de sol hace visibles; ni real ni irreal. (Abu,l Hasan ash-Shâdhili).
La noción de Realidad el sufismo parte del conocimiento intuitivo y del pensamiento mágico. Tal vez por ello, los sabios sufíes sean una mezcla de filósofos, poetas y bufones. Baste citar a tres estelas del sufismo para entender la profundidad de esta escuela: El poeta Jalaludim Rumi, el santo y filósofo Ibn Arabi y el sabio bufón Mulá Nasrudin.
No deja de ser curioso que ochocientos años después el latido poético de América (del que surgen Whitman, Dylan o Ezra Pound) esté siendo conquistado por Jalaludin Rumi, el más grande de los poetas ebrios y presunto inventor de la danza de los giróvagos. Rumi siguió la sombra de Shams de Tabriz, su Maestro en el despertar, a quien confiesa en uno de sus rubayat:
Grité y en aquel grito ardí/ Callé y marginado y mudo ardí/ De los márgenes todos me arrojó/ Al centro fui y en el centro ardí.
Derviches Meulevis, girando como planetas alrededor del Sol. Foto Manuel Uzcanga
De Ibn Arabí (uno de los más importantes místicos y filósofos españoles) podemos decir que es el conocedor que rompe los moldes de la experiencia mística:
Mi corazón se ha abierto a todas las formas: es pasto para las gacelas, convento de monjes cristianos, templo de ídolos, la Caaba del peregrino, las tablas de la Torá y el libro del Corán. Practico la religión del Amor. En cualquier dirección en que sus caravanas avancen, la religión del amor será mi religión y mi fe.
Islamismo versus sufismo
Los gnósticos y santos del Islam están en las antípodas de la versión violenta del terrorismo “islamismo” radical y de la intolerancia de la Sharía o Ley islámica.
Bin Laden es un demonio para los hombres de corazón: un demonio que se viste y se hace pasar por uno de ellos, porque “el murmurador” trabaja sin descanso para dominar las almas.
La guerra santa del sufismo sólo tiene lugar en el corazón, puesto que en esencia todo sucede en el corazón y no hay más Realidad que la Unidad.
El sufismo es el néctar del Islam, pero nada tiene que ver con el islamismo. Los sufíes no suelen hacer política, sino que la padecen: han sido perseguidos desde Irán hasta Turquía, desde Afganistán hasta Argelia. Sus lugares santos han sido pisoteados, sus libros quemados, sus visionarios asesinados o torturados salvajemente por quienes hacen de la Ley (Islam exterior) una prioridad absoluta sobre el corazón.
Amansar las almas, práctica sufí.
La práctica Sufí
El diálogo entre Amado y Amante es el centro de la vía sufí, y sucede en el corazón de cada ser humano. Cada minuto y en cada respiración es recordado el creador para los hombres realizados en la propia extinción de sus apariencias. Eso hace de la vida un viaje iniciático completo que abre a otras realidades distintas: el mundo es un imaginario consciente que percibimos y, salvadas las apariencias, se nos va desvelando. Esta manera de estar presente abre paso al tesoro oculto que mora en cada ser humano.
El viaje interior de los sufíes transforma el tiempo, la percepción y el estado de las cosas. Sus practicantes se ven desde fuera y desde dentro, rompiendo los límites de la razón. Los ritos y las oraciones multiplican y suspenden el tiempo y las cosas cambian de apariencia. En el jardín del alma se insinúan las rosas y los pájaros, dicen sus poetas.
El dickr (ceremonia del recuerdo consistente en la repetición de los atributos divinos o nombres de Allah), convierte las mezquitas en barcos suspendidos en el aire, en medio de una marejada dulce que todo lo envuelve.
Alegoría de una ceremonía en la que las almas se unen
Sobria Ebrietas
La ebriedad de los místicos del Islam no ha sido comprendida, como no lo fue la de los místicos cristianos. La mística no interesa a las instituciones ni al poder, porque aleja del mundo a sus practicantes, confundiéndolos a los ojos de los ortodoxos y abriéndolos a realidades secretas que durante siglos quisieron monopolizar los intermediarios del alma.
Baste para cerrar estos apuntes narrar una de las viejas historias del sufismo. Cuentan que un sufi llamado Abû ´L Hassan estaba en pleno éxtasis divino, sumergido en una orgía con Dios, cuando creyó oir su voz.
– Como se enteren allí abajo de lo borracho que estás te van a lapidar. ¿Quieres que cuente a la gente tu estado para que te lapiden?
El sufi contestó:
– ¿Quieres que hable a la gente de tu infinita Misericordia, para que nunca vuelvan a postrarse ante Ti en oración?
<<Todos los dioses son maneras de hablar>>
Esta conversación tuvo lugar el 26 de mayo de 2011, pero Claudio Naranjo me pidió que no publicara algunas partes de la misma, pues entendía que podrían ser utilizadas contra él en aquel momento. Hoy, pasados los años, entiendo que aquella prevención no tiene ya sentido. Ello permite su publicación completa.
Claudio Naranjo es un terapeuta global, un viejo conocedor del alma humana y un profundo observador de la sociedad y de sus enfermedades. Un buscador infatigable que no ha dejado de experimentar desde la vida y la sabiduría. Autor de múltiples libros y cursos como Una educación para cambiar el mundo o La mente Patriarcal, Claudio nos ayuda a definir el malestar social desde la psicología humanista, poniendo el acento en los aspectos educativos que pueden transformar la realidad.
Escuchando a Claudio no puedo evitar tararear un trabalenguas: Si el mundo está enloquecido, ¿quién lo desenloquecerá? El desenloquecedor que lo desenloquezca, buen desenloquecedor será.
Esta charla está dividida en tres partes: la primera de tres entregas sobre la visión de Claudio Naranjo se publicó en la revista www.generacion.net . Las dos siguientes se refieren a espiritualidad y psicología y son inéditas. Un regalo para los lectores de este blog.
PRIMERA PARTE:
LA POLÍTICA: EL MUNDO Y EL DIABLO
Claudio: ¿Quién gobierna este mundo?
Algunos multimillonarios que se conocen muy bien entre ellos y no actúan de manera individual. Pensamos que son una especie de mafia buena frente a la mala mafia, pero no son tan buenos, puesto que pueden suponer una economía criminal. Son dos caras de la misma moneda…
¿No te has vuelto algo conspiranoico?
Sí, en el sentido de que supongo que hay algo oculto (risas)
Tu crítica en tu última obra a la democracia presente o formal no considera que al menos, este régimen liberal suponga una cierta atenuación de poderes y un límite frente a las dictaduras…
Es una exageración llamar democracia a lo que padecemos, puesto que no es el pueblo quien gobierna. Hay que recuperar ese concepto. La democracia sería el gobierno por el pueblo y para el pueblo, cosa que no se da.
Antes había poderes visibles como la Iglesia, el ejército, el Estado. Ahora parece que sólo hay oprimidos sin opresores. Yo no creo que podamos llamar democracia a un mundo donde aparentemente sólo vemos oprimidos.
La ecuación sociedad igual la explotación, viene de lejos…
Desde siempre, en lo que llamamos Civilización. Pero creo que en los momentos de origen la Civilización tuvo otros horizontes y principios inspiradores. Se siente que había una gran luz, que se hubiera ido corrompiendo el poder poco a poco. Creo que la Civilización es como la edad de hierro, caída desde la Edad de Oro. La de bronce sería la de los héroes, los dioses andaban muy cerca de los hombres, pero ahora… es otra cosa.
Qué te parece si en lugar de decir que estamos bajo un dominio del patriarcado y proponer la alternativa del matriarcado, fuéramos hacia un poder andrógino que tuviera integrados al hombre y la mujer…
Yo creo que con la verdadera democracia ya estaríamos en una síntesis parcial; si lo que llamamos femenino (compasión, cuidado, sentido de la comunidad) se mezcla con el poder, pues sale esa mezcla. Esta idea aparece simbolizada en que haya poder ejecutivo y parlamentario separados, lo que supondría que hay un equilibrio y separación de poderes. El problema es que esto no es real cuando el parlamento obedece a los capitalistas y además los poderes no están separados.
Se ha hablado mucho del declive de la sociedad patriarcal, que por otra parte nunca acaba de llegar…
Estamos desde hace décadas en un mundo patriarcal agónico, pero que se defiende: las dictaduras militares en Chile son un ejemplo de estertor reaccionario. Si te fijas, ahora, el neoliberalismo vociferante ya no se manifiesta de esa manera. Ahora los neoliberales ya no se atreven con la llegada de la crisis y disimulan sus ideas. No es la economía lo que está en crisis, sino la ideología neoliberal y sus promesas incumplidas. La reacción primera se dirigió contra la contracultura, que entendía que el mundo estaba podrido y que había que ir por otro camino. El sistema se sintió muy amenazado con aquel movimiento de los sesenta.
El famoso libro El despertar de la Contracultura, de Theodor Rostaz, da un papel importante a las sustancias visionarias, aunque se muestre muy crítico con el uso de las mismas y la generación de una cultura lisérgica… Crítica que comparto.
Yo creo que la LSD contribuyó al despertar de la Contracultura, pues estos fármacos desprograman, te vuelven al origen. Por eso se han perseguido estas sustancias bajo excusas médicas como la adicción o el daño. Aunque no haya que menospreciar estos peligros, creo que ese punto de vista oficial es como un disfraz, puesto que algunas drogas llevan a la gente a no depender tanto del Sistema. Nos hacen descreídos.
¿Qué consejo darías a una persona que busca conocerse?
Respetar su sentido de búsqueda, ser más verdadero, tratar de hacer el menor daño posible: meditar, intentar desarrollar una actitud empática, sentir a los otros, no enfrascarse en la propia vida. Proponerse el amor como una obligación no funciona, pero proponerse tener un corazón mas grande sí.
Cuando hablas de un mundo distinto, ¿por dónde crees que puede venir el cambio?
En cada uno para todos. Hay un estado normal del sufrimiento y un estado mejorable de conciencia. Hablo de cosas espirituales. La vida toma un sentido mayor si uno está encaminado, es como si hubiéramos venido a este mundo a fructificar, a acercarnos al centro de la vida, a una vida más profunda… La mutación consistiría en volver a recuperar esa dimensión en la que el mundo se curaría, pero recuperar esa posibilidad sin el autoritarismo de las iglesias. La gente busca otras fuentes. Yo tengo mucha fe en la entrega a la espontaneidad, en que la naturaleza lo sabe, el animal interno sabe más que nosotros. Yo uso el movimiento espontáneo: movimiento autentico, no moverse hasta que suceden las cosas. El movimiento es el pretexto, es una sintonía con una fuente que va más allá de las motivaciones de la mente ordinaria. Yo creo en el fenómeno de la inspiración, como cuando los poetas dicen que es la musa la que baja. La mayor parte de lo que sé del eneagrama (las descripciones de las personalidades) no me llegó de Ichazo; me llegó a través de la escritura automática: Dejándome llevar, el lápiz en el papel se movía solo, como si me hubiera querido enseñar a no tener prejuicios. Después me sucedió algo caminando en el desierto, como si se me estuviera enseñando a obedecer hacia dentro, a ser mandado por una parte de mi mente, entonces, en un momento dado, me vinieron una serie de conocimientos.
La meditación es un elemento, en el sentido de no hacer nada, estar en el silencio, en la paz, esa es una dimensión: pero dejarse fluir me parece un buen complemento, que no se ponga la meditación demasiado seca…
¿Crees que otra religión es posible?
Sí, con espíritu… pero sin religión rígida. Todos los dioses son maneras de hablar.
Los griegos sabían que Homero hablaba con humor sobre los dioses. No existe esa sensación en los textos sagrados monoteístas. En Homero se manifiesta amor por los dioses, pero nada de sentirlos como seres superiores que nos van a juzgar o a castigar. Es como si Homero supiera que hay una forma divertida de hablar de religión. Por ahí…
Volvamos a tierra. Imagínate que Obama se volviera loco y te dijera: Claudio, vamos a nombrarte ministro de Educación de los Estados Unidos. ¿Qué cambiarías en la escuela?
Le daría menos espacio a la propia enseñanza para introducir humanidades no verbales, apoyaría la educación vivencial y colaborativa tipo scoutismo, que consiste en hacer cosas juntos: Educación para las relaciones humanas desde la convivencia. Una educación para la democracia tiene que pasar por que la gente restablezca relaciones humanas desde la confianza, con sentido de grupo sin que nadie quiera destacar a costa de los demás. Debemos recuperar la ilusión por el grupo, por saber que a veces se puede y debe llegar más lejos con el grupo. La belleza que establece una relación auténtica, el sentido de hermandad, todas esas cosas…y, sobre todo, acabaría con el énfasis en las notas escolares, que perjudican los procesos y maduran a la gente a la fuerza, a través del sustituto intelectual propiamente dicho.
Conozco una escuela en Ecuador, donde a los padres se les dice que acepten una premisa: a sus hijos no se les va a enseñar nada… Los niños aprenden pero no porque se les enseñe. Se practican una serie de juegos y problemas matemáticos muy avanzados, se los sigue cuidadosamente.
El problema es que los educadores están también bastante enfermos. En este sentido, la educación es la vanguardia de la enfermedad social que avanza…
Claro, los educadores transmiten a menudo los males del mundo. Sin embargo hay gente que piensa de otra manera para otro mundo.
En tu última conferencia en Madrid te apoyaste en Rosseau y su idea del salvaje feliz. ¿De verdad crees, como psiquiatra que eres, que el hombre es bueno por naturaleza y que la sociedad le hace malo? ¿ O el niño viene ya con sus problemas?
Hay niños con un carácter más agresivo que otros, sin embargo, el temperamento es como una cristalización del comportamiento. El niño posesivo crece hasta convertirse en un temperamento cínico y niega la verdad o la bondad, tomando el rol de malo.
Lo que no quita para reconocer que tenía razón Rosseau al decir que tenemos un potencial amoroso y de autoconocimiento. Pues lo cierto es que hay un mal sistémico en la sociedad. Basta entender el hecho de que algunos primitivos fueran más nobles que nosotros… aunque hay y hay primitivos. He conocido muchas tribus, una de ellas recibía a un misionero que les bajaba cosas desde un helicóptero, hasta que bajo él y se lo comieron…
¡Y quién sabe si no hicieron bien! (Risas)
Es posible que él creyera que con los regalos les había convencido. O quizá tenían hambre. Así que yo preferí no acercarme.
Bueno, visto lo visto… El hombre no parece bueno del todo.
Freud decía que las civilizaciones son un mal necesario para mantenernos en control, porque somos un poco malos. Y este orden nos permite mantener la condición humana que al final es una condición neurótica, necesaria, inevitable, una tragedia de la vida… Freud decía que necesitamos ser controlados.
Siempre he visto al Freud social como alguien profundamente represor. Ni que decir de Maquiavelo o de Hobbes, que era el miedo encarnado. Pero esa idea pesimista del poder forma parte de la más pura tradición occidental liberal, que por otra parte, ha permitido el respeto a los derechos.
Desde este punto de vista, es como si fuéramos niños malos y por tanto nos castigaran y necesitáramos que el Estado ejerza una violencia legítima para mantener los signos no violentos…
SEGUNDA PARTE:
LA PSIQUE Y LA ENFERMEDAD
Cuando yo estudié a Freud encontré su noción de inconsciente muy reducida. El incosnciente freudiano parece el tren de la bruja: represión, te dan un escobazo, el miedo. Luego Jung abre todo esta noción… ¿Cuál es tu visión del inconsciente?
Yo entré en la psicología por Jung, cuando estaba en la escuela de medicina pasé por una crisis, decía yo no soy para esto, no me interesa realmente el sanar los hígados o los huesos del prójimo, no había escuela de ciencia, me encontré con Jung, podría ser psiquiatra. Después tomé respeto a Freud, más corajudo, más chaman, mas buscador, más honesto.
Después se me achico Freud, me daba un poquito de vergüenza.
¿Por qué?
Como cuando uno ve las películas antiguas y le parece un poco ridículas. Una sensibilidad ya pasada, tan intelectual, tan maniático de sus teorías, tan poco atento a lo que les pasaba a sus pacientes.
Cuando hablas de neurosis, ¿hablas en término residual freudiano u otro concepto?
Neurosis como un término muy amplio para decir perturbación emocional y más allá de que sea del carácter o que tenga síntomas, si en el sentido freudiano de cuando hablaba Freud de la neurosis universal, que no lo desarrolló mucho.
¿Tú crees que la terapia del psicoanálisis cura o no?
Poco. Para algunas personas ha sido útil a largo plazo, pero hay personas que necesitan poco para crecer, un estímulo pequeño le sirve para hacer un trecho del camino, pero es muy limitado. Para mí la salida fue la Gestalt, el viejo Fritz Perls era un maestro, era como un maestro Zen, tuvo un despertar y lo transmitía más allá de doctrina y curaba de forma intuitiva a través del encuentro. A mí me trato muy mal, me hizo bien que me tratara mal, el psicoanálisis me dormía, me daban interpretaciones que tal vez fueran correctas muchas de ellas, pero mi narcisismo hacía que yo me dijera: eso ya lo sé. No me servía mayormente.
Y con Perls chocó algo contigo: te rompió…
Sí, sí. Tuve una sesión que fue trabajando sobre un sueño, entraba un viento por la ventanilla del coche y me volaban los papeles, no era difícil darme cuenta que era mi parte intelectual, mi parte académica y algo más de la naturaleza y me sorprendió él…
Me dijo: házte como el viento: y me sentí como una divinidad terrible, pero fue como si de alguna manera tocara una furia profunda, destructora de egos. Desde ahí en adelante me quedó en el cuerpo una forma de moverme, yo era una persona tan tiesa que no bailaba, no me atrevía, todavía tengo residuos por ej. En el movimiento de las manos, pero me dio una explosión de baile desde ese momento en adelante, se me expandió algo, una capacidad mayor improvisación, fue un cambio cualitativo, simplemente con el trabajo de los sueños.
Y después yo fui repudiado por Perls, de forma que yo no lo entendí y los testigos lo sintieron injusto. Le mostré un libro sobre el uso de Gestalt bajo los efectos de un fármaco, le gustó, no sabía cómo llamar a este libro “ Gestalt psicológicamente asistida”, y lo tomó como que me estaba volviendo un competidor.
Después de ese taller se arrepintió me invitó a otro grupo y fue peor.
Dos años después comprendí a Perls, su forma de hacer terapia con el quejido de mi voz era darme una bofetada. Sentía la integridad de él. El despreciaba el que yo le diera crédito de querer ser bueno conmigo cuando era un hijo de puta conmigo. Había un niño idealizador en mí, imaginándose un papa bueno, pero él no quería ser considerado un papa bueno, el estaba molesto porque me veía un competidor y no le gustaba que yo le siguiera dando crédito de que era un buen terapeuta.
Años después de su muerte lo entendí, lo aprecié mucho. No hizo ningún paso por ser entendido. A su lado percibí como una fe en la vida, en la autenticidad, más que en las movidas de la psicoterapia. Me dejo eso… de ser así: muchas veces he tratado mal a la gente en la vida.
El día que trabaje en el sueño, que te he contado yo me convertí en el viento y un tipo se psicotizó conmigo. Fui a hablar con Perls, y dijo que esto le dejaba frío, indiferente. Tenía fe en el Tao.
Como un sentido de la Providencia, ¿no?
Sí, eso es.
¿Y eso no puede hacernos indiferentes frente al dolor ajeno?
Era indiferente en un caso que no le correspondía. Había momentos de empatía y momentos de desapego, ese mismo desapego llevaba a la gente a desdramatizar situaciones… ¿Hasta cuando vas a llorar por la leche derramada, hasta cuando vas a estar pidiéndole a tu mamá?
Los budistas tienen un imaginario, los hinduistas otro, los sufíes otro… el zen quiere eliminar los imaginarios. ¿Qué hay de real de esos imaginarios?
Las imágenes son una cosa y otra cosa es lo que se dice sobre el camino. Por ejemplo: los sufíes usan los cuentos, y eso pertenece al mismo ámbito que el que desarrolla Jodorowsky en su película la Montaña Sagrada, cuando a un tipo le hace un molde de Cristo, ¿te acuerdas de esa escena?
Sí, un día incluso soñé con una playa llena de Cristos vivos, a los que iba desenterrando la arena…
Eso (por lo que yo he pasado) refleja una experiencia cuando uno narcisísticamente se enamora de su imagen santa y después se quiere comer esa imagen. Son experiencias propias del desarrollo, algunas son conocidas y se van codificando; el artista es el que sabe expresarlas viendo con ojos nuevos.
¿Crees que hay un inconsciente colectivo y que ahí moran todos los imaginarios?
Yo… lo veo más como una consciencia colectiva que como una inconsciencia colectiva. Incluso cuando Jung habla del inconsciente colectivo resulta un poco mistificador hablar de inconsciente: es verdad que se refiere a algo de lo que no somos conscientes, pero sería más propio decir que aquel que tiene consciencia plena de la vida estas imágenes le hablan pues son metáforas.
En ciertas experiencias de alteración de la conciencia, las visiones son reprimidas por algunas escuelas…
Sí, que haya una técnica de meditación que ata la atención para no distraerse pero eso no quita validez a las visiones como metáforas que nos dicen algo. La disciplina de la mente vacía no significa esto. Cuando dice Willigis Jager que el pensamiento y las imágenes son el movimiento del agua, ello no significa que no podamos percibir el agua misma presos de los reflejos. Así que en alguna meditación se necesita no distraerse con imágenes en otros estados. Claro, que las imágenes son mensajes que nos enviamos a nosotros mismos, desde el inconsciente colectivo o de la comunión de los Santos, donde todos los iluminados están en la misma consciencia.
¿Has buscado un dios personal? ¿Eras religioso de pequeño?
Yo no razoné con la religión monoteísta hasta que estuve en el desierto y se me hizo una realidad el contacto con Dios. Me vi como un patriarca del Antiguo Testamento, rodeado de todo ese desierto, luego, al volver sentí que volvía a un mundo muy vulgar. Pase un periodo implícito donde más allá de todos los mantras estaba la palabra Dios.
Me servía para concentrarme. Luego pase por el budismo tibetano. Lao Tsé dice que el Tao es la abuela de Dios, y eso me gusta. Los primitivos cristianos también distinguían entre la divinidad como un misterio y Dios, que es una manera de hablar. Desde este lado preguntamos al otro lado. Con el budismo ponemos el énfasis en ver todo como sueño, y el fondo de la mente se parece al espacio. El mundo en que vivimos está lleno de contenidos: pensamientos, emociones, impulsos, todo esto son reflejos en un espejo que es la mente. Las meditaciones adoptan el punto de vista de que uno es el contenedor y no el contenido… Es como volverse nada, porque volverse espacio del espacio es volverse nada, pero una nada de la que emana todo. Esa ha sido mi vía en los últimos días.
¿Cómo definirías el amor?
No me parece definible. pero los amores sí: el amor es como la luz blanca que se parte en diversos colores. Yo tengo una teoría del amor que dice que del mismo modo que existen tres dimensiones o colores básicos, creo que hay tres amores: eros (instintivo), caridad o compasión (bondad) y la filia de Arsitóteles que funciona en la amistad, los valores.
¿Tú crees que un buscador se puede enamorar del enamoramiento perdiendo la facultad de amar?
Sí. La gran transformación personal pasa de la avidez a la abundancia del amor. Pero puede ser una trampa también buscar el amor, pues cuando más intensamente se lo busca, más se distrae uno de la posibilidad de ejercerlo.
¿Cuál ha sido tu relación con los enteógenos?
Yo tuve una experiencia cuando fui a California, con treinta años, con alguien experimentado. Me cambio mi orientación. Tuve una experiencia cumbre. Me dio una fe que me motivó mucho. Una gran limpieza.
Mucha gente tuvo grandes experiencias y yo lo manejé en Chile, puesto que no había prohibición. Me proveían desde los laboratorios Sandoz. Me asustó la encarnizada prohibición posterior. Lo utilicé con voluntarios, después con pacientes. La LSD fue mi punto de entrada, pero investigué con lo que llaman el Yahé (Ayahuasca) en Colombia, donde fui pionero. Les daba mescalina y ayahuasca luego. La experiencia más terapéutica es la ayahuasca y la más espiritual el LSD. La ayahuasca -con razón la usan los chamanes- te arregla el organismo.
Los poderes ocultos y la CIA pensaban que a través del experimento MK Ultra (distribuir LSD para conocer las reacciones sociales) se iba a desmovilizar a «los rojos» de las facultades, pero les salió el tiro por la culata, ya que quienes se desmovilizaron fueron los jóvenes del Sistema, que dejaron de creer en masa en el orden establecido. Aquella visión profética de Aldous Huxley, de integrar la droga en una utopía, resulto tener su contrautopía…
Algo así pasó, pero el tema es delicado para mi. He dejado de lado ese trabajo pues ahora estoy queriendo llevar la educación a la escuela y se asustarían demasiado las personas. En Chile hay un prejuicio contra mi persona pues estudié muchos años estas sustancias, como la ibogaina de África, MDMA y otros derivados.
TERCERA PARTE:
EL ALMA DEL MUNDO
La meditación dicen, puede cambiar el mundo y de hecho, la meditación resulta un fenómeno universal… Desde tu experiencia: ¿Qué vías o caminos resultan útiles a la humanidad?
He sido muy sediento a la hora de meditar, he practicado por todas partes.
Empecé con el maestro Suzuki, pero murió, me conecté con Idris Sha, un sufí. Hice el dicra. Estuve con los meulevis y me iniciaron.
Pasé a Muktananda, trabajando sobre el yo contactado de nuestro ser profundo y reconocerlo como divino… y trabajando el sentido de que el maestro es un Santo, donde nos proyectamos con lo divino en uno mismo: El espejo divino.
Hay tantas maneras… pero donde llegué más lejos fue con los maestros tibetanos: el budismo del Karmapa, fui su cocinero y eso fue una gran suerte. Conocí a otros lamas. El lama oculto, al que muy poca gente del mundo exterior visita. La última vez, mi maestro me dijo: yo ya igual que tú. ( Risas)
El modelo de los chamanes, ¿nos es útil? ¿Puede ayudar a nuestro mundo occidental a aprender del respeto a la naturaleza o a la vida?
Creo que el chamanismo es un fenómeno transcultural y que los occidentales nos hemos dado cuenta y ha surgido todo un movimiento imitativo de ponernos plumas y salir con el tambor de los brujos. Hay una industria de los chamanes. Es poco transmisible, son dones personales. No es un ismo, es un camino que se hace al andar, hacen un proceso, un viaje. El chamanismo contemporaneo no se llama así.
Un arquitecto que trabajaba con ciegos les hacía tocar construcciones con cubos huecos donde visualizaban el espacio. Esto sería un neochamanismo. Así expandía la conciencia. Cuando me reuno con él se me agrandan espacios del alma, mente más trasparente. Tiene un don. Y cuando le preguntaron cuál era su animal de poder interior, dijo: el animal humano.
¿Has conocido a algún verdadero santo?
Una vez le invité con Carlos Castaneda a una función de Marcel Marceau en Berkeley. Castaneda me dijo: este sí que se parece a Don Juan. ¿Y por qué a veces no respirabas? – le contesté- Porque me da miedo, como Don Juan, me contestó. Habíamos conocido a muchos maestros juntos, pero a ninguno así.
¿Don Juan existió de verdad, o era un personaje literario como don Quijote?
Mi amistad con Castaneda es anterior a sus libros y él me invitaba a que lo fuera a ver, por tanto, creo que era real. Una vez me dijo: vamos a Sonora; pero mi problema de documentación lo impidió. No creo que él se lo inventara…
¿Tu primer maestro interior fue Gurdjieff ?
Tuve una gran influencia de Tótila Albert. Al mismo tiempo de Gurdjieff, pero ambos coincidieron y se reforzaron hasta mezclarse. Estuve con los grupos del Cuarto Camino, con los jefes del cuarto camino, pero no me impresionó mucho. Tuve que cocinar mucho.
Guenon establece la necesidad de que exista una verdadera trasmisión en los grupos, una tradición probada, pero esto que parece una cosa lógica, muchas veces se convierte en un circo tradicionalista.
Yo creo que tiene que haber una trasmisión probada, pero una cosa es el pedigrí y otra la conciencia. Los de Gurdjieff… no sentí que fueran lamas o grandes maestros.
El dolor -decía Willigis Jager- no tiene ninguna significación o explicación…
Oscar Ichazo decía: si el diablo no existiera habría que inventarlo.
El dolor es nuestro entrenador, tenemos que enfrentarnos con él para perdernos o encontrarnos. La vida es una batalla por trascender el dolor. Por encontrar una manera distinta de sufrir. Creo que gran parte de la neurosis es un intento de no sufrir ya sea anestesiándose o reduciendo la conciencia para no sufrir. Si uno está entero, duele, pero no nos empobrecemos y llega a haber la posibilidad de una felicidad en el dolor. Como a ese sentimiento que sentimos con la música, al que no podemos poner palabras. Es como un adagio, donde hay dolor… pero también trascendencia del mismo
¿Y qué tiene que ver lo divino con el dolor?
(Silencio) … Parece que el pasaje a lo divino es un pasaje a través de hacerse nada, como una muerte. De esa manera el ascetismo se ha usado con dolor, al fustigarse, por ejemplo.
Una vez le dice un alumno a Suzuki: Ya no me duelen las piernas. Y Suzuki le dice: qué lastima, es muy útil el dolor en las piernas. La vida nos da una posiblidad de entrenarnos en el dolor, aunque con el ascetismo se puede degenerar en el masoquismo. Fortalecerse es para encontrar algo que está más allá.
¿Por qué existe entre las religiones del libro la próclama de que Dios es clemente y misericordioso?
La misericordia está muy cerca de la realización de lo divino en nosotros. Si lo divino es el corazón de lo humano, en el corazón de lo humano está la sabiduría y el amor, dándose la mano. Una lleva a la otra. La sabiduría tiene que ver con la nada, con no creerse algo, quitarse de en medio en la corriente de la vida. Pero de eso viene el amor: una abundancia, una generosidad, un ver al otro, si uno no se pone en el centro de las cosas, el otro brilla más.
¿No hay un escapismo del dolor y en cierto sentido una fuga de la vida en las diversas místicas?
Uno de lo sermones del buda dice: tú predicas la retirada del mundo, pero eso no es irresponsabilidad o renuncia al servicio.
Si no te retiras del mundo no te encuentras y entonces, el servicio que das no es un verdadero servicio. Hay que encontrarse a uno mismo para volver al mundo. Los budistas antiguos dicen que la gente no debe iluminarse en vida con mucha frecuencia. En el zen, la luz está más cerca, mantienen más la iluminación en lo cotidiano, las imágenes de la búsqueda del toro, el que ha llegado al sumun, es invisible. Los tibetanos son como señores feudales, saben manejarse muy bien el mundo real con su astucia, con su ego; se enmascaran… Cuando comencé con Oscar Ichazo me dijo: en nuestro camino uno vive detrás de una máscara. En el budismo, uno vive retirado del mundo. Gurdjjief estaba disfrazado. Y así.
¿Conoces el relato que hace Sheik Hisham sobre la revelación del último secreto del eneagrama a Giurdjieff, que reza con los sufíes y en medio de una sura ve cómo se hace rosa junto a las demás rosas y …?
No. Pero conozco una historia de alguien al que le roban una joya con todos sus secretos… pero el que la roba no sabe usarla.
Amén.